miércoles, 18 de junio de 2008

El mexicanito ante la institución

En el perfil del hombre y la cultura en México Samuel Ramos nos habla de algunos de los principales complejos del mexicano, el libro fue escrito iniciando el S XX, pero en algunos prototipos podemos ver permanencias actuales.
Tiene ya un rato que leí el libro, recuerdo dos de las caracterizaciones que apunta, la primera es la del mexicano de ciudad, donde dice que quien pertenece a la ciudad se siente superior a quien pertenece a la zona rural y esto es contestado con un sentimiento de inferioridad por quien viene del campo. Esta mentalidad que persiste como dominante se alimenta de la unión del paradigma del progreso unido a la ciudad y estos dos separados del campo. Esto es, la ciudad implica progreso: tecnología de punta, comida rápida, artículos desechables, la posibilidad de conseguir lo que se necesite a la vuelta de la esquina… paralelamente se ignora que para todo esto se depende del campo, pues es donde se generan las materias primas y los alimentos. Todo esto sin contar que actualmente la ciudad se autodestruye y tiene que buscar opciones para proporcionar los servicios más básicos a la población, evitar el hacinamiento, combatir los cinturones de pobreza, etcétera.
La segunda caracterización es la del “valedor” (o un similar) que hace referencia a quien materialmente no posee nada, es un desposeido, ni tiene preparación académica, pero encuentra el mayor orgullo en su hombría, haciendo referencia a esto con expresiones como: “pues yo no habré ido a la escuela, pero tengo muchos huevos”.
La caracterización del valedor como “desposeido orgulloso” coincide con la que comúnmente se hace del “macho mexicano”. Primero hay que aclarar que Samuel Ramos construye estereotipos, clasificaciones por las cuales se puede mediar con la realidad, y no es que plenamente alguien coincida con todos los rasgos señalados y no tenga alguno más.
En diversas regiones de México son resaltadas varias de estas actitudes como formas de vida ideales, en cuanto que el hombre debe ser bragado, temerario, orgulloso, cobrarse las afrentas mediante la palabra y después mediante las armas. Las personas que coinciden con este estereotipo pueden ser sumamente violentas si se les trata dentro de la misma lógica que ellos manejan, con algo mediante el insulto directo. Por el contrario, y esto me parece increíble, es común que asuma aire de inferioridad cuando se encuentra con alguien dentro de una lógica institucional, empequeñeciéndose cuando se choca directamente. Esto es, si el sacerdote lo insulta directamente, está en el plan de hombre-hombre y se puede devolver el insulto, pero si este adopta un aire paternalista y usa eufemismos, entonces será imposible afrentarlo.
Quizá se deba a que el “valedor” no conoce o le parece muy compleja la burocracia que respalda a la institución, o sea apabullante el simbolismo que la respalda, pero es muy visible la sumisión que se obtiene cuando un “licenciado” le da su confianza a un jornalero. Un ejemplo puede verse en la sumisión completa de Pancho Villa a Madero, al cual le lloró contándole su historia y contra el cual nunca actuó directamente, sino que cuando Madero mandó encarcelar a Villa este último le mandaba cartas explicando la situación y pidiendo su intervención.

2 comentarios:

©astruita dijo...

creo que tiene que ver directamente con el nivel que alcanzamos a ver de las cosas... el "licenciado" alcanza a ver que tiene mas herramientas, pero también sabe que se encuentra en desventaja si entra en la juerga del "campesino"... ve mas

mientras el "campesino" no ve al padre como tal, sino como el respresentante de dios, y al "licenciado" no lo ve como tal, sino como al fruto y el representante del sistema que lo tiene aplastado y que ha logrado mantenerlo asi

Todo depende del cristal con que se mira, creo que si el campesino decidiera afrontar al licenciado aun cuando ha sido tratado con eufemismos se daría cuenta de que es superior en otros aspectos (o no se puede por cuestiones de honor?)

©astruita dijo...

y cuando pusiste "El mexicanito" me acordé de El Seductor de la Patria... ay mexicanitos, cuando entenderán que si este barco se hunde no es solo por culpa del timonel, sino por la deisidia y torpeza de los remeros