jueves, 15 de mayo de 2008

Querido diario

v Quisiera creer que un día voy a cambiar aunque sea un poquito, pero no me la creo. Probablemente ustedes que me leen tengan cierto respeto por mi trabajo, pero este año particularmente me ha mostrado que la realidad nunca le llegará a los talones a mis expectativas escolares.
A los niños los trato muy bien, los quiero y los procuro, intento adoptar nuevas pedagogías a su situación particular, recuperar el conocimiento que tienen para no imponerles ideas si no tener un diálogo horizontal (en el grado de lo posible) y que tomen lo que les sirva; sin embargo algunos padres de familia creen que no “hago que los niños me respeten”, que los niños “se la pasan jugando todo el día” y la verdad es que en el fondo lo que quieren es que mis alumnos puedan aprender inglés y computación, y en lugar de endenantes digan antes.
Participé del subcomité de CONAFE, representando a más de trescientos instructores; me opuse a unos eventos deportivos que se organizaban porque me parecía un gasto excesivo comparado con lo que se obtenía, a lo que además sólo tiene acceso una minoría. Hice también propuestas progresistas que buscaba erradicar la discriminación, y eliminar cosas como concursos de participación obligatoria donde se busca sacralizar lo institucional y patriótico, que además resultan muy cansados con la acumulación de trabajo para los maestros, en contraste con nuestra beca mensual de $1395. Sin embargo renuncié del subcomité por que no me convencieron las acciones que se llevaban a cabo, en este último dejé una impresión de “querer imponer mi voluntad”, intransigente, fuera de lugar y hasta irresponsable.
Dentro de lo del subcomité quise tomar el papel de “defensor de los derechos humanos”, así que recuperando comentarios continuos sobre la actitud del coordinador, nuestro “jefe” directo en la sede, le hice comentarios en una reunión pidiéndole que tomara cartas en el asunto y sugiriéndole que intentara cambiar la percepción que se tenía de él en su trabajo. Aún cuando estaban presentes los agraviados, no les pasó por la cabeza hacerme segunda. Actualmente enfrento una persecución “bajo la mesa” que entorpece mi trabajo y me impide recibir cualquier tipo de incentivo, además me hace pesado el día tener este conflicto.
La verdad es que tengo mucho que aprender, primero que no soy el Ché, Sandino, Zapata ni Marcos, que los nuevos tiempos implican nuevas formas de oposición y proposición, estrategias más inteligentes de hacer las cosas. Además debo ceder y a la vez continuar mis proyectos.
Me complace pensar que mis batallas perdidas sientan precedente para otros, espero ir sembrando semillas, me pesa pensar que nunca darán fruto.

3 comentarios:

marxigma dijo...

"...que los nuevos tiempos implican nuevas formas de oposición y proposición, estrategias más inteligentes..."
Cierto.
Cuánto se ha logrado Lagunes? En verdad se avanza utilizando esta estratégia? Se trata de voluntad? Es de uno o de muchos?
Qué influencia tiene la iglesia ahí? Los santos? El ser temeroso?
Cuáles son lo verdaderos "sentimientos"? Los espectadores así nos quedamos?

Unknown dijo...

Mi trabajo es en el área de Recursos Humanos y muchas veces me dicen que parezco más de Derechos Humanos jajaja...creo ke inteligentemente empleo los 2, no me queda la menor duda de que los nuevos tiempos implican nuevas formas de oposición, con ocupación más que preocupación, pero con mucha más INTELIGENCIA... se avanza lento kizá, pero los resultados son perdurables.

Menstruadora dijo...

Supongo, sólo supongo, que vives el viejo vicio del individuo revolucionario: la lucha contra su protagonismo. Una vez superada...las semillas seguro germinarán...pero en otro tiempo, con otra gente. Por supuesto no hablo de siglos, pero sólo somos un eslabón de la cadena.